viernes, 7 de agosto de 2009

El último pasajero - Martín Gardella


Las primeras gotas comenzaban a golpear el receptáculo y la lista aún tenía un casillero sin tildar. Antes de que fuera demasiado tarde, el hombre descendió la improvisada escalera hasta la extensa llanura y abandonó la nave en búsqueda del viajero rezagado. Tras unos minutos que parecieron horas, ante la atónita mirada del resto de las especies, Noé volvió al arca empapado y blasfemando, cargando a la tortuga por el cogote.

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