Dos extranjeros iban por Villa Lugano buscando el centro de Buenos Aires. "Al final no es tan parisino...", dijo uno. Con cámaras en mano buscaban la Casa Rosada; mientras, por hacer algo, sacaban fotos a la entrada de La Oculta. Quisieron preguntarles a unos muchachos de anchas ropas y espaldas, y estos, cordialmente, los invitaron a dar las cámaras. Que para entrar tienen que pagar comisión. Que para volver atrás también, que (acá fueron buenos) si no pagan algo puede pasarles, que "ésta" dice que paguen (ojo, mostrando un arma). Meursault se encogió de hombros, Camus lo miró, volvió la vista a sus interlocutores y dijo: "me tiene sin cuidado". Los muchachos se miraron y no entendieron bien el porqué de esa frase. Por las dudas los mataron. Y sus cuerpos inertes quedaron tirados en la puerta de La Oculta. Los transeúntes pasan. Indiferentes.
Sobre el autor: Nicolás Ferraiolo