No te doblegues al bárbaro látigo, exige un sueldo mínimo, un contrato válido. No admitas condiciones sórdidas. No te creas a los que te hablan de crisis, de situaciones pésimas, son un montaje de película –siempre la misma temática cáustica-. Persigue la justicia con devoción mística, que ella sea tu icono, el estímulo de tu vida. Rechaza rápido las covachas pestíferas que te den como vivienda; tu casa debe ser cálida. Que tu resistencia sea coriácea como un cartílago, dura como el ébano. Tu vínculo con el patrón ha de ser digno. Dios ama igual a todos sus vástagos.
(15 M 2011)
El empresario arrugó la octavilla en su puño y con una sonrisa irónica la tiró a la papelera. En la historia siempre había habido soñadores, la ciencia-ficción era un género clásico. En todo caso, aquello se barruntaba en un futuro muy lejano.
Sobre la autora:
Anna Rossell
Anna Rossell
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