No respondía al teléfono, ni a los correos electrónicos. No actualizó su blog, tampoco su web. Además, no se registraron movimientos en su cartera bursátil. Por supuesto, lo dieron por muerto. Y en realidad lo había secuestrado su familia.
Tomado de:
http://hiperbreve.blogspot.com/
Sobre el autor.
Raúl Sánchez Quiles
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