Corría el rumor entre la gente del pueblo que en el lago habitaba algo feroz desde tiempos inmemoriales. Todos aquellos que habían intentado darle caza no habían regresado y no se supo más de ellos. Por las noches una bruma blanquecina cubría la totalidad del espejo de agua, una cortina que impedía ver más allá.
Y debajo del agua existía la certeza que del otro lado vivían seres feroces que incursionaban en el lago por el solo hecho de dar muerte a los habitantes del agua. Por eso cuando se aventuraban al lago los atrapaban y no los dejaban regresar más a la superficie.
1 comentario:
Me gustó.
ese lago y sus nieblas...
Bonito.
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