lunes, 1 de octubre de 2012

Al final – Héctor Ranea


—Hola; venimos por lo bailado —dijeron los tres tipos, altos como roperos, fuertes como gorilas, casi al unísono.
—No entiendo —contestó o quiso contestar el perdulario—. ¿De qué carajo hablan?
—Hace un tiempo usted pidió que le quiten lo bailado. Venimos a quitárselo.
El interpelado se echó para atrás, con las manos sobre la barriga y la boca abierta hasta casi morderse las orejas y comenzó a carcajearse.
—¿Quién los manda? —logró decir en un instante—. ¿Es una joda?
—¡Ma qué joda! —dijeron los tres, y le arrancaron violentamente lo bailado. Como lo único bueno que había hecho fue bailar, se quedó casi sin nada. Solo lo suficiente como para permanecer todo el tiempo llorando, sin despertar.

Acerca del autor:
Héctor Ranea

No hay comentarios: