jueves, 13 de mayo de 2010

El cura en San Antón - Óscar Román Alconada

Mi perro siempre fue muy buena persona, con una conducta intachable, señor agente. Siempre cedió el paso a las personas, acudió cuando le llamaron, y se dejó acariciar por los niños. No supo hacer sus deposiciones en lugares no habilitados para ello, ni se montó sobre las perras sin mi permiso. Pero, cuando el cura ha levantado la mano para bendecirle: «el», ha montado en cólera y no ha respetado el hábito del sacerdote. Creo que ha sido víctima de una posesión, que se hizo con su cuerpo cuando vio cómo había quedado la sotana. Me dolería que tuvieran que sacrificarlo, porque siempre fue buen cura.

Tomado de http://oscarroman.com/

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