sábado, 29 de noviembre de 2008

Vacaciones en Tebas - Alejandro Bentivoglio


La encontré al borde del muelle. Era la mitológica criatura de la que tantas veces había oído hablar. Su estampa era magnífica. Me acerqué decidido y, antes de que ella pudiese decirme nada, le dije:
—Es el hombre.
—¿Qué? —dijo ella.
—La respuesta, es el hombre.
Me observó unos instantes y frunció el ceño.
—¡Esa es la esfinge, imbécil! —gritó con odio.
Luego, con un violento movimiento de su cola, la sirena se arrojó al agua.

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