DELIRIO
Javier Ortiz
...Otra vez las voces. Otra vez las sombras por la pared. Me hago un ovillo. Me arrincono en el lecho. Quisiera gritar, pedir ayuda; pero la voz no responde...
Muy temprano me despierto. Escucho ruidos que llegan desde fuera. Después de unos instantes de angustia (cuerpo tembloroso, dientes tiritando), caigo en la cuenta: el sacristán barre la capilla. Tambaleante me pongo en pie, a duras penas llego a la puerta, giro el picaporte y me desplomo...
...Abro los ojos. ¡Pego un salto! La imagen se aclara, el rostro del sacristán me recibe. Oigo ruidos a mi diestra. La enfermera cambia el suero. Entra el doctor.
—Padre ¿otra vez por acá? Ya se lo habíamos dicho: ¡no vuelva a embriagarse por más de dos semanas! Siempre termina igual.
Muy temprano me despierto. Escucho ruidos que llegan desde fuera. Después de unos instantes de angustia (cuerpo tembloroso, dientes tiritando), caigo en la cuenta: el sacristán barre la capilla. Tambaleante me pongo en pie, a duras penas llego a la puerta, giro el picaporte y me desplomo...
...Abro los ojos. ¡Pego un salto! La imagen se aclara, el rostro del sacristán me recibe. Oigo ruidos a mi diestra. La enfermera cambia el suero. Entra el doctor.
—Padre ¿otra vez por acá? Ya se lo habíamos dicho: ¡no vuelva a embriagarse por más de dos semanas! Siempre termina igual.
Foto: Vista de Valencia
No hay comentarios:
Publicar un comentario