sábado, 27 de febrero de 2010

Poda inútil - María Fabiana Calderari


Antes de traerla a casa, en aquel exótico país que visité, me lo habían advertido.
Comenzó seduciendo a mis amigos. Luego mi marido le prestó una atención tierna e inusual. Los niños pasaban el tiempo enredándose en sus juegos. Y terminó invadiendo cada rincón de nuestro hogar, imitando mis posturas y mis costumbres.
Solía tomar el sol en mi reposera blanca, luego de unos chapuzones en la pileta o aprovechar algunas frescas tardes leyendo en la terraza, pero ante su gigantesca invasión, no tuve más opción que podarla. Con una enorme tijera corté, con gusto, las tres largas ramas de la extraña planta, que había convertido el lugar en un espeso paraíso. La tranquilidad que recobramos duró escasos momentos. De su estolón comenzaron a escaparse raíces, de las cuales emergían nuevas plantas, con múltiples ramas que se expandían, sin cuidado, por todos lad...


Fotografía: Carmen Carrillo. Chatarra II.

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