Enamorarse de animales suele considerarse perversión sólo en el caso de llegar al contacto sexual con el ejemplar a disposición. Esto rezaba en la salidera de la nave inminentita pero toda vez que desembarcaban en planetas de la galaxia, debían encarcelar a los piratas que traían las huellas de dichos contactos con los seres visitados. El mayor escándalo ocurrió cuando, en una de sus tantas visitas a Tierra, pusieron la nave cabeza abajo los contactos sexuales entre el primer comandante (traducción libre) y una hembra muy carnosa, con redondeces bellas y de cien toneladas. La Stygiomedusa estaba muy feliz después del coito a juzgar por el apetito con el que devoró a varios ocupantes y ocasionales compañeras terráqueas. Se salvaron pocos y de milagro por una falla que hizo perder el agua en el habitáculo. El primer comandante fue la primera víctima. El amor, cuando quiere, mata sin fronteras.
domingo, 24 de octubre de 2010
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