Omnívoro consecuente que soy, a la hora de comer vacilo entre los glóbulos iguales a naranjas de dos metros de diámetro, sobre seis patas de zancuda y los kingkestrujas, sus predadores, que recorren los humedales de las selvas sud ecuatoriales de P 3268 G Alpha Centauri con exprimidores mecánicos de tamaño colosal que arrastran en carretas de treinta y ocho ruedas tiradas por flucsios dodecápodos corniveletos de pelaje overo rosado.
Los flucsios, tienen una carne excelente para guisar. Se asan los todavía jóvenes, con cuernos no más grandes de un jeme.
En este planeta la naturaleza es tan cruel como en cualquier otra parte donde hay materia orgánica, vida en todas sus formas. Los kingkestrujas pasan a los glóbulos por los exprimidores como si éstos fueran naranjas, como si no fuesen animales inteligentes capaces de gritar, llorar, y entregarse a la muerte cantando una canción la mar de triste.
Acerca del autor: Daniel Alcoba
Acerca del autor: Daniel Alcoba
No hay comentarios:
Publicar un comentario