jueves, 16 de octubre de 2008

La pirámide de Giza - José Luis Zárate


LA PIRÁMIDE DE GIZA
José Luis Zárate

Marco Licinio Craso averiguó, discretamente, cuanto costaba matar un poeta. Así aprendería Antipatro de Sidón a hacer listas de maravillas del mundo, a mencionar la Pirámide.
Habló de la afilada punta en lo alto para que las nubes se partieran en dos. De su innatural color blanco: como si hubieran pretendido construir una nueva luna y la hubieran dejado ahí un segundo, antes de que remontara el vuelo.
Craso sintió un temor reverencial al comprender que su fortuna no era ni un miserable sestercio comparado con eso. El poder que ostentaba al financiar a políticos tampoco valía.
Ignoraba que, con unas líneas, el poeta lo había mandado a la muerte.
Futuras espadas enemigas lo esperaban a él y a su hijo porque decidió en ese instante que sólo la gloria militar personal podría competir con esa Maravilla.
Craso error.

No hay comentarios: