sábado, 25 de octubre de 2008

Posesiones modernas - Olga A. de Linares


Continuó su tarea, sin prestar atención a los sonidos que los poseídos emitían. Tampoco lo intimidaron los chisporroteos y luces demoníacas. Pero no pudo evitar el golpe cuando roció a uno con agua bendita. Tembloroso, con los cabellos erizados, logró ponerse nuevamente en pie, a pesar del hormigueo espantoso en brazos y piernas. Iba a seguir con el exorcismo cuando llegó el hombre de overoll.
No le gustó como lo miró, y hubiera jurado que contenía apenas la risa.
Lo vio dirigirse hacia la pared y tocar algo. Los ojos enrojecidos de la estufa eléctrica se apagaron y el silencio llegó, como un bálsamo.
—Hay que cambiar toda la instalación, doña. Yo no hago milagros...
Incrédulo, pensó el exorcista.
Como si él, Gabriele, no supiera bien que el Diablo era muy capaz de poseer también a esos malditos artefactos modernos...

Ilustración: M.C.Escher

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