viernes, 8 de agosto de 2008

Borges y el libro de arena - Gerardo Horacio Porcayo


BORGES Y EL LIBRO DE ARENA
Gerardo Horacio Porcayo

—Postular tu entidad me ha traído a la par la gloria y el infierno —le dijo Borges al tomo, mientras estiraba sus agarrotados dedos.
Hacía eones que sustituyera su caligrafía estrecha y minúscula por una de amplios y sueltos caracteres. Hacía el mismo tiempo que suspendiera sus intentos de relectura, su exigencia de continuidad tras la prueba de que, tal como en su ficción, las hojas se extraviaban en el infinito volumen, una vez pasadas.
Se tronó los dedos y esperó resignado el latigazo de su carcelero. A cambio escuchó su voz:
—Tiene visita desde el Pandemonium.
—Felicidades por su novela número cien, maestro —dijo Cortázar, sonriente, vestido de gala, cargado de joyas y medallas al mérito—. Y he de agregar, todas son perfectas Rayuelas.

1 comentario:

Alvaro dijo...

Gerardo
qué bueno qué recogiste el guante!

quizás el próximo lo tenemos que hacer juntos...

Saludos, Alvaro.