Llegó un día en la sociedad de los lobos en que la escasez de caperucitas no pudo ocultarse por más tiempo. Ya no había almas cándidas suficientes a quienes engatusar y devorar, la pervivencia de los principios sacrosantos de la depredación se encontraba en peligro. Tras muchos simposios, congresos y cónclaves los lobos decidieron que una parte de la población lobuna pasase a adquirir los rasgos y las costumbres de las escasas e irreversiblemente condenadas caperucitas. Y así fue como el lobo se convirtió en un lobo para el lobo.
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