Cuando abrió los ojos y vio que el Doctor se acercaba a él para alzarlo entre las manos, entre lagrimeos, se vio ensangrentado y pequeño en el reflejo del foco y vio debajo también a una mujer con las piernas abiertas, que lloraba y gemía, gemía y lloraba como la Otra Mujer que pocas horas antes, en un ataque de ira, le había clavado la navaja en su cuello de anciano.
Acerca del autor:
José Antonio Iñiguez Narvaez
1 comentario:
Hola, José.
Un cuento fuerte, realmente me gustó.
Un saludo grande.
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