Al resucitar, odió con todas sus fuerzas al mago que lo había devuelto a la vida. Supo que el intenso dolor que sufriera desde que tenía memoria regresaría en pocos minutos y supo también que esta vez no lo iba a abandonar tan fácilmente. El conocimiento lo golpeó con brutal intensidad: la recién adquirida inmortalidad lo obligaba a penar y entregarse al desconsuelo por toda la eternidad.
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Sergio Gaut vel Hartman
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