Desoyó la advertencia y cayó. Y mientras caía comenzó dos cuentas paralelas. Contó los escalones y los huesos que se le iban quebrando. No pueden ser más los escalones que los huesos, reflexionó. En un punto, casi pierde la cuenta, pero no la perdió. Treinta y nueve escalones; diecisiete huesos. La asimetría está asegurada, concluyó, casi feliz. Le encantaba la asimetría. El cuerpo humano sólo tiene doscientos seis huesos y esta escalera no puede tener doscientos siete escalones. Sin embargo, omitió un detalle importante: al pasar por el centésimo escalón, llevaba varios minutos muerto. Se encogió de hombros y siguió cayendo.
3 comentarios:
Muy bueno Sergio. Fabuloso micro, me lo llevo a mis favoritos.
Un saludo indio
Fabuloso desarrollo, mejor remate.
Enhorabuena, Sergio.
¡Me encantó! las cosas que suelen hacerse al borde de la inconsciencia...
Saludos!
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