Una piedra arrojada por una máquina de cortar plantas saltó a través de ventana y celosía, dándome en la nuca un golpe que destruyó casi todo a su paso, ya que salió por donde debería estar mi nuez y cortó mi comunicación con la parte baja del cuerpo. Me compuso el sistema un médico de Eggplant, pero desde entonces tengo algunas fallas debidas al cuerpo de huevo que me puso de intermediario el muy bestia.
En el
barrio me dicen Humpty Dumpty desde que tuve que salir al supermercado
el primer día. Lo más enojoso de esta situación es que no entiendo qué
gané, si al final así tampoco tengo extremidades y encima, para
movilizarme, tengo que rodar, lo que me causa un vértigo tal que termino
con vómitos espantosos.
Lo denunciaría al chabón, si no fuera porque me dijo que me ama.
Sobre el autor: Héctor Ranea
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