Los petardos y los cánticos de apoyo a los campeones por el triunfo de ayer; el cumpleaños feliz dedicado al pequeño de los vecinos y las sillas rayando el suelo de un lado a otro; la alarma que avisa de que me faltan diez minutos para salir hacia los Juzgados; el agua de la cisterna del váter; el impacto de las chanclas al caer lanzadas al suelo; el taconeo de mis zapatos al bajar por las escaleras; los jadeos de mi respiración; el portazo al salir a la calle; los acelerones de mi coche; el timbre del portero automático al llegar; los gritos de mis hermanos que reclaman su parte de la herencia y los latidos desbocados de mi corazón al recordar que durante los cinco años de la enfermedad de nuestro padre, ni apoyo ni consuelo. De estos mal nacidos, tan sólo un rotundo silencio.
Acerca del autor: David Moreno
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