Siento que el tiempo es una ecuación no resuelta. Tal vez es un necesario lapsus humano, después de todo girar en la eternidad es un esfuerzo extra y pocos querrían hacer tal desgaste para luego reconocer cuán fugaces somos. Dado ello, medimos hasta lo no mensurable en infinito o en nanomilésimas o tal vez en enésimos e infimos nanos. Como sea, aún mantengo la teoría de mi analfabeta abuela, sabia ella. Decía: un minuto sobre las brasas candentes es una eternidad mientras que cualquiera podría permanecer un minuto como si fuese un suspiro en el abrasador fuego del amor. De alli deduje que fuegos son fuegos y tiempos son todo o nada…
Acerca de la autora: Ana Caliyuri
1 comentario:
Muy buen texto, Ana. Es de los primeros que leo de tu firma que toma un hilo reflexivo tan profundo.
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