Caperucita entro a la habitación de su abuelita, pero en la cama no estaba ni la anciana ni el lobo feroz, sino un niña como ella.
―Abuelita, qué ojos tan gran…, eh, no, qué orej…, eh… qué boc…― desalentada exclamó ―¡Todo es pequeño! ¡No sé qué es lo que tan grande tienes!
―Esto― dijo Gretel (pues de ella se trataba), destapando su cuerpo desnudo y mostrando un enorme falo de cuero y otros juguetes eróticos. ―Y son para cogerte mejor.
―Guau― dijo Caperucita, despojándose de la prenda que le daba su nombre.
El leñador ni vino al rescate ni se unió a las rijosas muchachas. Partes de él estaban en la heladera, junto a la abuelita y el lobo, y el resto se cocinaba lentamente en el horno.
3 comentarios:
Excelente. En el horno también se cocinaba la hipocresía.
Sexo, sadomasoquismo, canibalismo... Es genial. También podría haber aparecido Pinocho y se armaba flor de trío XDXD
Saludos, Saurio ;-)
Pinocho aparece en el capítulo XXI de la novela (este es el capítulo III).
¿Qué novela?
Agarrala y lamela.
Je je je.
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