lunes, 5 de diciembre de 2011

De a caballo – Héctor Ranea


—¿Usted que siempre está cabalgando bajo las estrellas de la noche —dijo el paisano de boina azul a un gaucho de botas de potro, montando uno un rosillo, el otro un alazán alto— creería que hay vida en otras estrellas, diga?
—En mi humilde opinión, no. ¡Y mire que miro las estrellas, eh!
—Claro, don. Entiendo. —Lo miró de soslayo y pensó: “Idiota, no sabe que los vecinos de Eta Vega somos carnívoros”. Y el de las botas de potro, sonrió ocultando sus labios en la sombra del chambergo, mientras pensaba: “¡Pobre imbécil terrestre! Esta noche su sopa será libada en ómicron Oberón.” La enorme llanura se abría a los pies de las cabalgaduras, mientras sus sombras se alargaban, pacíficas, en el crepúsculo largo de la pampa.

2 comentarios:

El Titán dijo...

impugno su texto Ranea: los gauchos solo pueden ser existencialistas y nada más...

Ogui dijo...

En la existencia hay niveles gauchescos y literarios. Se puede vivir en diversas combinaciones de ellos. Por ejemplo, cito: et in Arkadia ego... y rien ne va plus!