jueves, 8 de diciembre de 2011

Okupa - Fernando Puga


Avanzo entre tus huesos de papel manteca que al roce de mi hálito se deshacen como terrones de azúcar en el agua. Te gano la batalla. Te convierto en remedo de ti mismo, una mala copia del guerrero que doblegaba a cuanto desgraciado osara cruzarse en su camino. Llegaste tarde a la contienda de tanto andar mirándote al espejo, de tanto andar cazando mariposas, de tanto construir castillos en el aire. No me guardes rencor, soy inocente. No puedo renunciar a mi naturaleza. En ti me llevas. Conmigo seguirás hasta que se apague el último leño de tu hogar. Que sirva de consuelo lo bueno que has vivido: algún antiguo amigo que aún hoy te recuerda, algún amor que debió ser más correspondido y esos frutos que ya están maduros, prontos para retar a sus propios demonios.

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