El monstruo irrumpió en su casa, ella asustada quiso escapar , la perseguía por escaleras de escalones desparejos, estuvo a punto de atraparla en paisajes infantiles, se aferró a su pié derecho cuando huyó en dirección a sus mejores recuerdos, luego de forcejear, logró liberarse, pero las escaleras tienen un final ; nunca llegan a trascenderse; ella se quedó sin escalones ni salida, parada en la terraza mirando hacia todos lugares a los que no podría ir, el monstruo logró alcanzarla y con el tiempo se hicieron amigos, comenzaron a conocerse, luego, juntos ya relajados, ya sin perseguir ni ser perseguidos, la convivencia, se volvió de terror.
Sobre el autor:
Mario Cesar Lamique
No hay comentarios:
Publicar un comentario