Quiero que me acaricies, beses, lamas, pellizques, comas cada una de mis partes, de mis recovecos, mis filigramas y emociones. Quiero que te absorbas cada gota de mi piel, que me mastiques órgano por órgano, deleites con mi sangre y chupes mis huesos. Prometo sazonarme y endulzarme en partes iguales. Te garantizo que gritaré de placer de modo que el dolor no agrie tu banquete. Pero cuando alcances mis ojos, quiero que te detengas antes de engullirlos, te mires desde ellos a una distancia prudente, tendrás que saber que en principio no te reconocerás, te creerás otro.
Estoy dispuesta a entregarte mi cuerpo como una presa fresca e incluso a sacrificar mi mirada, sólo para que alguna vez pases por la miserable experiencia de verte.
Sobre la autora:
Helga Fernández
1 comentario:
...y así, al verme tendré que ser capaz de devorarme, de inundar mis entrañas con esa miseria que retuviste de mí para mí contra mí por mí.
El goce se disuelve en sí mismo.
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