En mi país existe un lugar extraño llamado El Parral —de poquísimos habitantes, todos felices en medio de la pobreza extrema—, en el que vive desde hace mucho tiempo un viejo forastero que nadie sabe de dónde vino; solo se conoce que fue un eximio violinista, y que hoy, en la miseria absoluta, vive en una misteriosa caseta de zapatero, la única que existe por aquí, en la esquina de Independencia y Dolores, con sus herramientas, clavos y pegamento. Nunca nadie ha mandado a componer sus zapatos allí. Nadie. Solo sé que desde que él existe en nuestro pueblo, a nadie se le ha descompuesto calzado alguno.
Publicado originalmente en Ónice. Año IV, nº 3, noviembre de 2009.
Sobre el autor:
Jorge Ramos Cabezas
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