¿La última vez que llovió? ¡Y, no se anduvo con chiquitas! Las alcantarillas de la esquina se llenaron con las hojas de los fresnos de la cuadra y, encima de eso, el agua que venía en correntada por la pendiente junto al cordón arrastró todo lo que halló a su paso: bolsas, botellas, cartones, telgopor... En fin, que se hizo un tapón en la esquina y el agua empezó a subir. Al día siguiente el barrio amaneció vacío y cuando al fin pudimos regresar, con el desamparo sobre los hombros, ya no quedaba nada. Hubo que volver a empezar, aunque me está costando esta vez. Es que ya estoy grande ¿vio?
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Fernando Andrés Puga
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