sábado, 10 de diciembre de 2011

Fuga - Sergio Gaut vel Hartman



Desperté bañado en el viscoso aceite de las heridas de Arquelao, lo que me sugirió que la pesadilla era profética. Dejé que esa idea fluyera arrastrando el tibio licor que la noche había depositado en los recovecos de mi alma y esperé la purificación, pero no fue suficiente; metí dos dedos en el hueco, extraje la nuez y descubrí el deterioro al primer vistazo; costras de savia seca se adherían a la rugosa superficie y un rastro de humo sugería que el núcleo estaba agotado. Eso significaba que en la realidad moriría dentro de las siguientes tres horas, pero no tenía ningún interés en permitirlo: cerré los ojos y armé la fuga. Del otro lado, recién renacido, Arquelao esperaba con el arma lista para liquidarme. Empecé a reír; el pobre diablo, atado a una única fase, no tiene idea de cómo son las cosas. 

1 comentario:

El Titán dijo...

la realidad en sí es una fuga...
Me encantó el cuento, le debo una crítica más ácida...