El culto del Cuerpo de Osiris era dirigido por la familia Zafirat. Lo que hacían era ayuda a los pobres, refugio a los necesitados, donaciones a los hospitales y museos. Sólo eso impedía que el cinismo de los medios recayera sobre ellos por la palabra culto. Las continuas visitas del público ayudaban. Después de todo, ellos no sabían los caminos subterráneos que llevaban a la cámara secreta. También varios miembros lo ignoraban. Era fácil justificar la unión de la humanidad que fundaba el cuerpo, siempre que no vieran los actos incestuosos entre padre e hijo, madre oficiando la ceremonia. Habría sido difícil convencer a las personas que fue el muchacho quien incitó todo el rito y los guiaba en su composición.
Acerca de la autora: Candela Robles
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