—Lo que importa es el corte final —dijo Ingmar.
—Disiento —dijo Orson sacudiendo su habano—. Si la cosa viene mal barajada no hay Cristo que la pueda arreglar.
—¡Cristo!
—vociferó Luis—. Me junto con ustedes para oír hablar de Cristo. ¿No
podemos dejar de filosofar y hacer lo que vinimos a hacer?
—No se alteren —dijo Woody, encogiéndose en la silla—. Y por favor no griten.
—Da Luis —dijo Orson—. Y espero que me toquen mejores cartas que la última mano.
Sobre el Autor: Sergio Gaut vel Hartman
No hay comentarios:
Publicar un comentario