El profesor Maicieno estaba disertando sobre las virtudes de los halibutes cuando en la pecera irrumpió uno, rompiendo un lateral vidriado con su masa de 200 kilos.
Al terminar abruptamente la cuestión, Maicieno, milagrosamente vivo, dijo:
—Esto zanja las diferencias entre los rombos y los halibutes.
Dicho esto, cien rodaballos entraron en escena y desnudaron a los varones presentes.
—¡Ha llegado la hora de la mujer! —gritaron a coro, señalando sus miembros viriles desfallecidos.
—Y esto —comentó el profesor— zanja la disputa entre halibutes y rodaballos.
Con esto culmino la conferencia.
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