Son las once y media y como cada día, su imagen cansada transita nuevamente ante mis ojos. El blanco de su escaso cabello domina sobre los anodinos tonos de su indumentaria a juego con su vida, triste y apagada desde que ella se fue. Sobre los hombros el peso de los recuerdos. Todos, los buenos y esos que se esconden a traición en los rincones de su alma. Lleva entrelazada entre sus dedos a la soledad, la silenciosa segunda piel que le acompaña a todas partes. Anda despacio arrastrando los achaques y secuelas de tantos pasos dados, y sigue con su mirada el parsimonioso movimiento de sus pies. Acude puntual a su cita mañanera con las palomas de la plaza y entre el batir de sus alas deja volar su espíritu, durante el único instante en que aún piensa que merece la pena vivir.
Acreca de Paloma Hidalgo
1 comentario:
me gustó, triste, ideal para hoy...
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