Rastrilló el universo con todo su poderío. Se tomó el trabajo de quitar una letra de todos los alfabetos conocidos. Luego, ya extenuado se sentó a los pies de un ciprés. Allí dicen que se encontró con Dios y le dijo: —Discúlpame, fue la única forma que hallé para sentirme mejor. No podía soportar estar en la B, ya me conoces soy el rey de todos los fanáticos del fútbol.
—No te preocupes —le respondió Él—, te comprendo; yo le hice un gol a los ingleses con la mano…
Sobre la autora:
Ana María Caliyuri
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