Osiris despertó en su camastro cuando Isis le llevó el desayuno. Leche, pan caliente y dátiles. Horus jugaba afuera entre las flores, su madre lo veía desde la ventana y suspiraba.
Osiris se limpió las migas de la boca y miró la mancha de humedad en forma de pez del cielorraso.
—Mañana me subo al techo y lo arreglo.
Isis dio media vuelta con la cabeza gacha.
—¿Cómo nos convertimos en esto, Ricardo?
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Claudio Leonel Siadore Gut
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