El sentimiento de la inminente catástrofe se apoderó de mí cuando leí el telegrama. “Las fuerzas naturales del planeta Tierra han decidido terminar de una buena vez con la infección”. Pensé en los niños que nacieron en los últimos meses. No están enfermos, están tan saludables como usted o yo, solo tienen la piel verde y lucen consumidos por un terror secreto, seguramente impreso en sus mentes por los mismos que enviaron el telegrama de despido y que se refleja en sus ojos tristes y apagados.
—¿Está seguro? —le dije al mensajero.
—Como que me llamo Hermes Trismegisto. Mis hermanos sincréticos, Jesús Mahomed Buda y Odín Viracocha Quetzal ya tienen todo preparado para esterilizar y plantar nuevas cepas.
—¿Y los niños? —protesté—. ¿Qué culpa tienen ellos?
—Son las nuevas cepas, estúpido. Los hemos modificado para no volver a fallar.
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Sergio Gaut vel Hartman
1 comentario:
Siempre se dijo que los niños son el futuro. ¡Luego que no se quejen!
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