Cuando estoy solo somos dos y vos llegás a interrumpir. Terminarás enamorándote. No resistiré y juntos nos encerraremos. Nos recorreremos como si fuéramos caminos vírgenes en lo más enmarañado de la selva. Nos abandonaremos detrás de la puerta. No puede ser. Yo de él no puedo deshacerme sin acabar conmigo ¿entendés? Será mejor que vuelvas por donde viniste. Realmente lo siento, pero no te hará bien mi compañía. Aunque parezca, no estoy solo. No me obligues a cerrarte la puerta en la cara.
Sobre el autor:
Fernando Andrés Puga
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