—¿Pitágoras empieza por P, cierto Fesor? Podríamos hacer un cuento alfabético con P.
—Pitágoras empieza por Pi, ¡Oh, Feta! ¡Matemático del demonio!
—Pido perdón, profesor. No se ofusque.
—Es que Pi es para ofuscarse. Irracional y, sin embargo, señero. Es el mensajero del alma del arrabal.
—¿Pi por tango? No me lo hacía tanguero, Fesor.
—¿Tanguero?
¡Tanquero! El tango es la música de Buenos Aires. El tanque es el
contenedor del agua. No me los va a comparar, Feta.
—¡Ni Dios permita!
—No puede.
—¿Usted también la juega con Russell?
—¡Por supuesto! Y a mucha honra.
—Que no va con pi.
—Pitágoras empieza por pi.
—¿Y empezamos de nuevo, Fesor?
—Ya lo sabe, Feta. Donde hay pi, hay círculos.
—Claro, los redondos.
—Y de ricota. ¡Qué ricos!
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Héctor Ranea
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