Estando en plena cópula, oyó conciliábulos en el prostíbulo. Sin más preámbulos, entraron en su cubículo y le rompieron las dos escápulas. Ahí acabó su currículo noctámbulo y crápula. Se convirtió en un vulgar sonámbulo. Se puso a tocar el triángulo y se compró un monóculo. Mientras recitaba versículos y contemplaba prímulas, seguía soñando con Drácula y Calígula.
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Rafael Blanco Vázquez
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