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Las frecuencias de luz que perciben los humanos son decodificadas de manera tal que sus cerebros las puedan entender, siempre tratando de asemejarlas a lo ya conocido. Sólo nosotros, que vemos un rango de luz ilimitado, las entendemos de esta forma inenarrable. ¿Cómo explicar el color de la muerte a un terrícola? ¿Ve? Es imposible. Así es que, yo que usted, ni lo intentaría. A ellos les gusta eso del “eterno retorno de lo mismo”. Sin ir más lejos, el otro día encontré a uno que me vio... ¡Sí! ¡Sí! Estoy seguro que algo percibió, pero cuando quiso interpretar lo que veía, me colocó un gorrito rojo en la cabeza y me dibujó duende.
Acerca de la autora:
Lucila Adela Guzmán
2 comentarios:
Hola, Lucila. Excelente cuento.
Un saludo grande.
Gracias Nélida y gracias grupo Heliconia por el espacio.Me encantó la ilustración.
Quisiera poder arreglar un error de tipeo.En donde dice limitado debería decir ilimitado. Desde ya muchas gracias
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