Después de batir todos los récords, el funambulista buscó un nuevo reto: atravesar el mundo en la cuerda floja. Fue catalogado de loco por todos los empresarios a los que les presentó el proyecto, así que emprendió la financiación de su idea por sí mismo. Con el tiempo y el apoyo de los morbosos, consiguió los recursos necesarios. Así que ya lo sabe: si mira hacia arriba y observa una figura celeste moviéndose, no se trata de una estrella.
Absténgase
Tomado del blog:
Los Cuentitos
Sobre el autor:
Esteban Dublín
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