Emplean cientos de palabras hasta que logran seducir al otro, pero la voracidad con que luego se acarician las desgasta por completo. Para despedirse recurren a torpes sonidos desarticulados y cuando regresan a sus apartamentos se sienten muy solos, hasta que aprenden de nuevo el abecedario.
Sobre el autor: Pedro Peinado Galisteo
De Gaviota de Azogue 163
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