Está probado que es posible escribir poemas sobre los élitros de las cucarachas, empleando un marcador de punta ultra fina con tinta blanca al agua. Se trata de una nueva práctica amorosa hacia los seres vivos, todos; en lugar de aplastarlos de un pisotón o darles garrotazos con la escoba, el paraguas, el martillo.
También reflexioné a continuación que si esta práctica cundiera y llegase a ser pública, además de la existencia de las cucarachas cambiaría también el destino de la poesía: una buena parte del corpus poético, millones de cuartetas, de coplas, de madrigales, de sonetos, viviría en la clandestinidad de las cloacas, cañerías, contenedores de basura y cocinas domésticas. Y en ese mundo de élitros cubiertos de versos, en lugar de bibliófilos y lectores de poesía habría sobre todo, coleccionistas de cucarachas legibles.
Sobre el autor: Daniel Alcoba
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