Todos los días durante un minuto pienso en la posibilidad de cambiar y ser bueno. Es un minuto donde a un lado de mi, habla susurrándome al oído un ángel y a otro lado, el demonio que llevo dentro, no se deja convencer y acaba convirtiendo esta debilidad en pasajera. Más que fugaz cuando mi suegra dice que va a venir de nuevo a casa a comer. Entonces vuelco todo el bote de pimienta sobre el plato guardado especialmente para ella. ¡Se va a enterar!
Tomado de
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Sobre el autor:
David Moreno
2 comentarios:
Todos los días tienen ese minuto en que ángel y demonio se deslizan corajes para actuar.
En el caso de llegada de suegra,según y cómo, no había discusión sobre el ganador.
Muy cómico.
Un saludo
A tener en cuenta que las suegras son como los gatos, olfatean el veneno...
Muy divertido.
Abrazos
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