Lo primero que me llamó la atención fue ver a Angelina Jolie esperando el 60 en Corrientes y Ayacucho; luego me tropecé con Berlusconi pidiendo limosna en la puerta del Ópera y más tarde creí divisar a Luis Miguel comiendo un pancho en un carrito callejero. Si estos se vinieron tan abajo, pensé, ¿quién viaja en limousine? Presté atención: el mundo se había dado vuelta como un panqueque. Los cartoneros manejaban autos último modelo, los pobres habían enriquecido de repente. Estoy soñando, me dije, pronto me voy a despertar. Pero no estaba soñando, no me desperté y, además, no tardé en comprobar que yo, Preservativo Papeluchi, último orejón del tarro del archivo de expedientes anulados del Servicio Penitenciario Federal, ubicado en el quinto subsuelo del edificio Atalaya, me había convertido en emperador del planeta Tierra gracias al capricho de unos invasores extraterrestres del planeta Adaj'acrac.
Sobre el autor:
Sergio Gaut vel Hartman
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