La cosa empezó a irse al carajo cuando los hackers usaron la red para pescar tiburones, derrumbando el sistema de comunicaciones del planeta, y los políticos descubrieron que era más fácil asesinar a los opositores (y acarreaba menos consecuencias negativas) que ir a elecciones. Pero lo que le puso la frutilla al postre fue la Segunda Venida.
—Lo pensé mejor, muchachos —dijo Jesucristo—. Nada de martirios o crucifixiones, esta vez voy a usar mis superpoderes para levantar minas y pasarla bien.
Sobre el Autor:
Sergio Gaut vel Hartman
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