La madre metió mitad de su voluminoso cuerpo fuera del closet para al rato sacarlo con las manos vacías y enfadada, dijo:
—No está, ha desaparecido.
No sé cómo lo hizo, pero esa noche, no hubo más sonidos provenientes del otro lado del armario. Mamá Monstrua se aseguró que el niño molestoso se fuera para siempre.
Tomado del blog SIN TON CON SON
Acerca del autor: Héctor Luis Rivero López
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