Iba a ser nuestro primer cuento a cuatro manos. No la conocía. De hecho vivíamos en las orillas opuestas del océano. Tan solo formábamos parte de un mismo taller literario.
Recibí su correo y supe que sería la primera parte del relato. Luego yo le añadiría algún otro párrafo, se lo volvería a enviar, y así hasta que estuviera completado. Cuando leí su misiva, comenzaba diciendo "Te envío un pie...". Y ya no necesité leer más. Era un pie suave y de una sensualidad exquisita. Me excitó, tanto que decidí enviarle mis manos para acariciarlos. En su siguiente correo ella me envió sus labios. Yo añadí mi boca, mi lengua. Y así, unas horas después, nuestros cuerpos se entrelazaban en una ficción sin límites.
Escribimos un hermoso cuento a cuatro manos y pies, dos bocas y dos lenguas... Eso sí: a un solo corazón.
Sobre el autor: Javier López
Imagen: The elk of ruin, de lutamesta en deviantArt
3 comentarios:
muy bueno, especialmente por hacer referencia a una práctica en boga, como es la escribir o relacionarse con gente virtual, lejana, sin posibilidad de contacto físico. Felicitaciones
Las descuartizadas tienen un encanto muy especial, se entregan de a poco pero totalmente; bien conservadas suelen ser amores duraderos.
Muy buen giro para, como dice Arlane, esta práctica del relato en colaboración que solemos practicar, Javi.
Buen año para vos, la que te dije y tus allegados.
Eso de lo que habláis fue la inspiración de este cuento: la colaboración, con un toque entre el descuartizamiento y el romanticismo.
Un abrazo y os deseo también lo mejor para este nuevo año que recién estrenamos.
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