Un hombre está solo en su casa. Es de noche, tiene miedo. Sabe que planean asesinarlo. Está condenado. Esta noche es la última para él. Alguien ha cogido un cuchillo de la cocina. Lo oye, pero ya es tarde. El arma se clava en su pecho y rostro una y otra vez. Por unos segundos logra ver una mano asesina: la suya.
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